viernes, 5 de septiembre de 2008

NUESTRO MODELO ENERGÉTICO



En la actualidad existen en España seis centrales nucleares en explotación, con ocho reactores operativos que generan en torno al 20% de la electricidad del país, y al parecer en los últimos meses, le han cogido gustillo a eso de salir en las portadas de los diarios como protagonistas de constantes incidentes, que se han visto concentrados hasta el día de hoy especialmente en Cataluña.

Este pasado miércoles el ministro de Industria, Miguel Sebastián, y la presidenta del Consejo de Seguridad Nuclear, en vista de los sobresaltos que nos han ido dando las centrales en los últimos tiempos decidieron reunirse, y parece ser que coincidieron en que es necesario reforzar el buen funcionamiento y seguridad de las plantas. Incluso el CSN parece haber amenazado con tener en cuenta las inversiones y mejoras en seguridad que se realicen, a la hora de renovar el permiso de explotación de estas, previsto entre 2009 y 2011 (la licencia de una nuclear se renueva habitualmente por 10 años).

Es cierto que bajo mi punto de vista el Gobierno tiene el deber de tomar cartas en el asunto y debe garantizar una producción segura de electricidad en las centrales como al parecer está haciendo, pero debemos tener presente que en realidad la raíz del problema no es el mal estado en el que las instalaciones nucleares se encuentren, sino el riesgo que implica la producción nuclear en sí, añadiendo además la problemática que comporta el modelo energético vigente, basado en el uso intensivo de recursos fósiles y minerales no renovables, como lo son el petróleo, el carbón, el gas o en este caso el uranio, junto con lo que conlleva la ínfima utilización de energías renovables, que fortalecerían el uso de recursos autóctonos, reduciendo así la dependencia energética de la que hoy por hoy sufre España.

Así que para el bien de todos (excepto probablemente para los accionistas de las eléctricas), esperemos que por lo menos no se lo pongan demasiado difícil al Gobierno a la hora de llevar a cabo el compromiso que el PSOE mantenía en su último programa electoral en el que decía comprometerse a la sustitución gradual de la energía nuclear por energías seguras, limpias y menos costosas cerrando las centrales nucleares de forma ordenada en el tiempo, al final de su vida útil, dando prioridad a la garantía de seguridad y con el máximo consenso social.

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