domingo, 24 de agosto de 2008

PREPARATS PER L'ACOLLlMENT?


Queden poques setmanes per l’inici del nou curs acadèmic, i com en els últims temps, les escoles hauran de fer front a una gran arribada de menors immigrants en edat de ser escolaritzats, tenint en compte que ja només en el passat any arribaren més de 85.000.

Sense dubte aquest fet suposa un gran repte per a la administració que no només haurà de lluitar contra racismes i xenofòbies, sinó que té la gran responsabilitat d’aconseguir la incorporació dels nous estudiants, que en la majoria de casos ni tan sols coneixen l’idioma en el que les classes seran impartides, sense que això comporti una davallada en el rendiment acadèmic de la resta de l’alumnat.

Són moltes les mesures ja preses o en vies de ser-ho amb l’intenció d’eradicar el problema, com per exemple la creació d’aules d’acolliment, la realització de cursos intensius de llengua, de programes d’interculturalitat o mitjançant tota classe de reforços educatius, però el què està clar és que com a mínim aquestes mesures necessiten de forma obligada de personal i material especialitzat (i de la despesa associada) per dur a terme amb èxit, la difícil tasca social i educativa.

Esperem doncs, que les diferents propostes adoptades per les CCAA i centres, siguin les més adients per no caure en problemàtiques com la de l’aparició de risc de segregació dels nou vinguts, anunciada per els sindicats docents en el cas de què les aules d’acolliment siguin ubicades fora de les escoles, o la de que es produeixi un declivi respecte el nivell educatiu actual.

viernes, 15 de agosto de 2008

Ante los ojos de Dios, ¿SOMOS TODOS IGUALES?


Hoy leyendo un curioso artículo en el País titulado “En el nombre de la Madre” que hacia referencia al papel actual de la mujer en la Iglesia católica, me he dado cuenta de que son muchas las circunstancias que tomamos como cotidianas o normales en nuestro día a día, que si por el contrario nos paráramos a examinar, probablemente desafiarían a la razón, de manera que incluso la idea más disparatada o descabellada en apariencia, meditada a conciencia, podría considerarse la más razonable e incluso justa.

Por que quién no se ha hecho en algún momento de su vida la pregunta de ¿y porqué no una Mama en vez de un Papa como cabeza visible de la Iglesia y máximo dirigente de los Estados Vaticanos? No se trata simplemente de una frivolidad convertida en chiste al que se suele recurrir, como podría parecer al primer golpe de vista, sino que hablamos de uno de los modelos estatales de la actual Europa Occidental, y de la forma de gobierno de una Institución que por definición se considera como un organismo que desempeña una función de interés público especialmente benéfico o docente en donde no deberían tener cabida actitudes discriminatorias ni mucho menos misóginas.

No es que pretenda ensañarme con la estructura de la Iglesia católica, sino que tan solo he pretendido hacer una exposición que ejemplifique la hipocresía que impera en nuestra actual sociedad, en la que incluso los abanderados de la igualdad entre los hombres dan de lado a una gran parte de la humanidad mediante la privación de oportunidades, perpetuada por la masculina interpretación de la historia, incluso de la Sagrada, realizada a lo largo de los siglos y que a día de hoy y a juzgar por los acontecimientos no deja lugar a la esperanza de posibles futuros cambios.

viernes, 1 de agosto de 2008

CURIOSAS RELACIONES


Vivimos en un país con una democracia de buena salud, aunque desde mi punto de vista poco ejercitada, me explicaré, cuando se nos plantea el preguntarnos acerca de la existencia de una verdadera separación de poderes o de si seríamos capaces de asegurar la no intervención por parte de la Iglesia en asuntos estatales, puede parecer incluso insultante. Pero, ¿realmente alguien sería capaz de asegurarlo con plena convicción?, yo, personalmente, no. Aunque es cierto que en este punto entra en juego el concepto individual que cada uno tenga de “separación de poderes” o de “no intervención”, creo que no han pasado desapercibidas para nadie las intrigas, especialmente urdidas por los sectores derechistas, generadas alrededor de la elección de los miembros del Tribunal Constitucional en los últimos tiempos, al igual que el activismo político que protagonizó gran parte de la cúpula eclesiástica en la pasada legislatura.

Así que probablemente para llegar a tener una democracia, con lo que la plenitud de la palabra implica, en vista de, como por ejemplo, los lamentables hechos anteriormente citados, deberíamos empezar por plantearnos si el modelo de Estado que queremos alcanzar es el que viene recogido en la Constitución, al igual que si el que tenemos actualmente es el que realmente se desprende de nuestra Carta Magna vigente.

Sin duda, son muchos los entresijos que existen entre la peculiar relación Estado-Iglesia, heredados seguramente de antaño, pero eso no puede servirnos de precedente para relajarnos en una postura costumbrista o incluso inmovilista, sino que debemos avanzar sin escudarnos en nobles valores como el respeto o la tolerancia, hacia la erradicación de favoritismos.